lunes, 23 de mayo de 2011

Despertando del sueño del soplao. Mi crónica tras la prueba

...El viernes 20 llegamos por la tarde-noche a Cabezón para recoger los dorsales tras haber dejado la bolsa en casa de mis padres, en el pueblo cercano de Lamadrid. Así no tendríamos que madrugar tanto y además los abuelos Lurdes y Ramón, se ocuparían de prepararnos un suculento cocido montañés para reconstituirnos tras el previsible esfuerzo que íbamos a realizar. Fue lo primero que mi madre me instó a hacer. ¿viste el cocido? me preguntó. Lo tenía en la gigante cazuela, aun sobre el fuego lento de su cocina, dejando que fuera posando para que estuviera en su punto exacto al día siguiente. Mira, lurdi (que así me llaman cariñosamente los míos),me dijo, aquí está el tocino, el morro, la oreja y manitas de cerdo, la costilla, la morcilla y el chorizo...aparte para que se haga a su ritmo, me indicaba cuidadosamente para no olvidar nombrar ninguno de los numerosísimos ingredientes.
Para ella, su cocido era como para el pintor su obra de arte, deseaba lucirla ante aquellos que posteriormente la íbamos a degustar, deseaba transmitir así el amor y cariño que había puesto en toda la elaboración del proceso artístico. Visionarlo, contemplarlo, constituía parte imprescindible del proceso que horas más tarde habría de culminar en una, sin ninguna duda, fascinante experiencia para el paladar y sobre todo para calmar a un previsible desconsoladísimo estómago.



...El ambientazo en cabezón era de los que dejan huella. Allí, ya ataviados con los dorsales, las primeras instantaneas para inmortalizar el momento.
La cantidad de voluntarios en cada puesto de acreditación denotaba a que punto de implicación llegaba la participación de los vecinos de Cabezón de la Sal en la prueba.
Me sorprendió el papel masivo de las mujeres de esta preciosa villa, apoyando su ya prestigiosa prueba deportiva; prácticamente todos los voluntarios en esa zona lo eran. El día siguiente, durante la carrera, corroboré esa primera impresión, ya que en los avituallamientos y en numerosísimos puntos de voluntarios, eran ellas quien predominaban en presencia y ánimos.

La carrera al equipo formado por Rafa, Leo, Miguel y yo misma que participabamos para apoyar a la plataforma con fines solidariaos mentesolidaria.org, nos resultó algo accidentada en sus inicios, pues ya habiendo comenzado la misma, Rafa nota que no respira bien y se da cuenta que no se había dado el inhalador que precisa aplicarse antes de practicar ejercicio, si quiere evitar que aparezca el asma de esfuerzo que tiene diagnosticado.
Leo se quedó con él esperando que de camino se desviara unos minutos del recorrido de la prueba, hasta llegar al coche, donde recordó tenía su imprescindible fármaco. Primer escollo superado.. Rafa estaba dispuesto a retirarse si no lo hubiera encontrado. Uf! que alivio. Miguel y yo los esperamos al comenzar la primera subida al palo de Santibañez. Unos minutos de incertidumbre parados viendo pasar la gente, y finalmente , por fin, los divisamos a lo lejos.
Al poco rato, otro pequeño sobresalto cuando Leo recriminó a uno de los participantes que supuestamente estaba apuntado para hacer la marcha andando, el que llevara corriendo desde el inicio de la prueba . Una vez calmados los ánimos seguimos con nuestro ritmillo jadeante por la pendiente rumbo a culminar el "Palo de Santibáñez". Allí Virginia, otra atleta que finalmente fue la ganadora femenina de la prueba, y yo, compartimos divertidos comentarios relativos al " latigazo de mala suerte" que el pobruco Bustamante había sufrido el día anterior al lamentar un esguince de tobillo jugando un partido de futbol, en su amada villa de SanVicente de la Barquera, y que le impidió tomar la salida de la marcha a pie. !!!ooooooh, cachis en la mar!!!!. Menudo disgusto debieron coger las numerosas fans que la prensa anunció que le animarían durante el recorrido.
Bajando el primer cortafuegos tras el alto, virginia ya se perdió de nuestra vista hasta que la vimos nuevamente tras atravesar la linea de meta. Bajaba como una auténtica cabra montesa. !impresionante!.
Atravesamos el pueblo de Ruente entre aplausos y ánimos constantes del público, y emprendimos camino hacia Ucieda. sobre el horario previsto y con sensaciones de todos el equipo realmente buenas, llegamos a la campa tras 2h y 24 minutos.
Todos pletóricos de energía aun, nos encaminamos subiendo "El Moral" hacia la "Ruta de Los Puentes". Aplaudimos y animamos a los primeros ciclistas que ya llevaban encima alrededor de 70km, sencillamente fascinante ver como acometían esas rampas, que nosotros teníamos que subir caminando en muchos momentos debido a su inclinación. Como diríamos los cántabros,... era pindia,... pindia la dichosa cuestecita.
Alrededor de 3km desenvolviéndonos en ese duro escenario y por fin, la entrada a la ruta del bosque conocida como" de los puentes".
Cerca del km 25 Rafa nos comunica que "va muy mal", Leo le pregunta que qué le duele y contesta que -nada, y que eso precisamente era lo malo-. Solo sentía que iba vacio, que no podría continuar y que si seguía así en el avituallamiento del km 30 se retiraría....Era claro: la tan temida "pájara" estaba con él. Tras beber abundante líquido, tomar barritas energéticas, un comprimido de sal común y bajar el ritmo, finalmente llegamos al km 30 donde continuamos la recuperación comiendo plátanos y naranja. Mientras Miguel y Rafa dialogaban tranquilamente parados en el avituallamiento, Leo y yo les comentamos que nos íbamos adelantando para ir afrontando la durísima braña de alrededor de 1km, que nos esperaba antes de acercarnos a la "escalada" del Toral. Fue una vez coronada la verde pradera, cuando se nos unieron nuevamente.

No fuimos conscientes hasta unos kilómetros mas tarde, de que Rafa, durante la charla en el avituallamiento, ya había cogido las llaves del coche para darse la media vuelta hasta Ucieda y retirarse. Miguel realizó una labor psicológico- motivacional, que nunca le será suficientemente reconocida, para convencerle de que podía continuar. Tras unos cuantos minutos donde no doblegó la decisión que este había tomado, retomó nuevamente la marcha sin él, con el convencimiento de que ya le habíamos perdido.
Sin embargo, Rafa que es un muchacho análitico, al echar cuentas del tiempo que tardaría en retroceder nuevamente hasta Ucieda y buscar a alguien que le llevara hasta Cabezón, se dio cuenta que sería parecido a lo que tardaría en acabar el recorrido. Creo que ese pensamiento solo pudo elaborarlo cuando el nivel de glucosa en su cerebro ya se estaba recuperando gracias a los "plátanos milagro", que durante ese tiempo de descanso, se tomó.
Para mí, esos luminosos y pastosos frutos, constituyeron igualmente un soplo de energía que también había notado me había bajado alarmantemente durante el trayecto de los puentes.
finalmente, Rafa solo necesitó ver un grupeto de corredores que llegaban a avituallarse, para darse cuenta que estaba ya capacitado para seguir. Una de las numerosas veces que Miguel miró hacia abajo deseando que Rafa hubiera cambiado de opinión, le divisó a lo lejos , y le espero para continuar.
Cuando culminamos de trepar el "alto del Toral" y llegamos a la maravillosa campa de mullidísima pradería, el equipo ya estaba totalmente recuperado. Solo el dolor intenso de pies que yo tenía y las quejas sobre sus cuadriceps de Leo, hacían que moderaramos la velocidad de nuestra carrera para regular nuestras fuerzas. Así llegamos al km 36 donde avituallamos nuevamente con fruta y bebida isotónica animados por las voluntarias que allí nos atendían. A partir de ahí bajada, bajada, bajada y por fin la última subida fuerte hasta el km 41 donde se encontraba el último repostaje. Al llegar, yo levantaba los brazos de alegría mientras el voluntario me decía que no era la meta aun, y que todavía nos faltaba un rato. Yo sabía perfectamente que así era, pero allí y en ese preciso instante, fui totalmente consciente que el reto estaba cumplido, que terminabamos lo cuatro sin que nada ni nadie nos lo pudiera impedir ya, y elevar los brazos fue la forma espontanea que tuve de exteriorizarlo.
Rafa a tope y totalmente recuperado, Leo bromeando con otro corredor , Miguel, como si no hubiera corrido, fresco como una lechuza. Ni tan siquiera se quejó de la subluxación de hombro que se hizo el día anterior durante una parrillada con compañeros de trabajo, y que nos confesó que fue por una caída jugando "al pañuelito"(recordando su niñez, imagino..). Yo también me encontraba muy, muy recuperada. Bajada interminable hacia el "puente de Santalucía", que supuso el mazazo definitivo para mis castigadas uñas de los dedos pulgares de ambos pies, y entrada triunfal para finalizar recorriendo los 3km de carretera recibiendo los ánimos constantes del público que estaba en la orilla, en los bares de carrejo tomando el blanco, los pitidos de los vehículos que pasaban y a 500 metros de la llegada, las incesantes palabras de ánimo de un motorista oculto tras su casco y que a la vez que hacía equilibrios en su vehículo de gran cilindrada para no caerse, repetía mi nombre sin parar de animarme a mí y al equipo de mentesolidaria.org. No fui capaz de reconocer quien era.
Los cuatro juntos, de la mano y con los hijos de Leo, que se nos unieron a 50m de la meta, atrvesamos pletóricos la linea de llegada.
Esperando para abrazarnos, nuestro hijo Diego que llevaba allí desde las 10:30h . Otro abrazo muy caluroso el de Ramón, el ganador absoluto de la prueba, que se acercó a mí para felicitarme,... el de Pablo, segundo clasificado de la ultramaratón, aun con el brillo de emoción en los ojos del que acaba de realizar una gran hazaña.. y como no, el del conductor de la motaza que tanto nos animó al final, !!!era el gran Bardy!!, el organizador y alma mater del triatlón de Buelna. Su abrazo lleno de ternura y reconocimiento ensalzan, aun más si cabe, su amor al deporte y al apoyo a las acciones solidarias que através de la práctica de actividad física, siempre promueve.
!Este hombre es una enciclopedia de valores humanos!.
Cansados, pero muy satisfechos, los cuatro componentes del equipo mentesolidaria.org nos duchamos en el pabellón deportivo, y derechitos para Lamadrid. Alrededor de las 16h estábamos saboreando con todo tipo de atenciones por parte de Ramón, Lurdes y Manolo (mis padres y el padre de Rafa), el cocidazo que realmente estaba sublime. Lo que sobró nos lo cenamos Rafa y yo esa misma noche, para zanjar la recuperación nutricional.
A última hora de la tarde, a las 21h, volvimos a la entrega de trofeos, pues finalmente terminé siendo la tercera clasificada en la categoría de féminas. Así que también nos llevamos un recuerdo en forma de minero de las cuevas del soplao, que acredita físicamente que el equipo de voluntarios de mentesolidaria.org vivió y consiguió cumplir su sueño solidario.
Cuando llegamos a Santander compartimos con Oscar del bar "La Manuela", que siempre apoya todas las acciones solidarias en las que participamos, la alegría del objetivo cumplido, acompañados con una buena cervecita fria. Este hecho, sin duda, resultó un fabulo colofón para el tan importante proceso de rehidratación.

Solamente esperamos que nuestro esfuerzo por lograr este reto, se haya podido traducir en un número generoso de donaciones que ayuden a apoyar a aquellas personas que no han podido elegir, al contrario que nosotros, no sufrir.



No hay comentarios: