Por: Belén Díaz Real
Se trata de un libro diferente, de un libro que te hace pensar,…. No es que muestre ideas nuevas, sino que las presenta de tal forma que te permite ver las situaciones desde un prisma nuevo.
Leyéndolo te impregnas de una sensación de aire limpio en los pulmones, y te hace respirar hondo para empezar a cambiar….
Es un pequeño volumen que consta de dos partes.
En la primera el autor nos cuenta las lecciones que aprendió del cáncer y de sus vivencias como enfermo. Nos muestra cómo es posible afrontar la enfermedad desde el optimismo, desde la vitalidad, y aplicarlo a su vez en la vida diaria. Al leerlo, es fácil asimilar lo que nos explica y extrapolarlo a las experiencias cotidianas. A su vez, nos revela “secretos” que le han ayudado a crecer y que han cambiado la perspectiva de su vida… para siempre.
Son lecciones tan simples, y a la vez tan olvidadas e infravaloradas… que al leerlas te das cuenta de que muchas veces es necesaria la enfermedad, los problemas o las pérdidas, para reconducir tu vida y darle un giro hacia lo que verdaderamente nos hace felices. Ser conscientes de lo que queremos y actuar sobre ello como si no hubiera otro momento que no fuese éste-el presente, para ponernos manos a la obra y llevarlo a cabo.
La segunda parte es la que aporta el título al libro.
Es la parte que más me gustó, y la que en realidad estaba deseando leer desde que me lo regalaron.
En cierta ocasión, alguien me dijo que todo en la vida pasa por algo, en el momento y en la forma que ha de pasar. Creo que éste era el momento para que este libro llegase a mí y pudiera entenderlo, porque aunque quien me regaló el libro ya sabía que éramos amarillos, yo sólo sabía que éramos “almas gemelas, más que amigos, casi hermanos del alma”….
Albert Espinosa, descubrió la existencia de los amarillos durante su estancia en el hospital como enfermo de cáncer. Compartiendo habitación, tiempo y anécdotas con los diferentes compañeros que iban apareciendo en su vida, se dio cuenta que muchos de ellos modificaban de alguna manera su comprensión y aceptación del mundo y de lo que eran.
Para ellos los “pases al sol” (salidas al exterior) suponían la diferencia que marcaba un día bueno de uno que no lo era. Significaba que la luz del sol les iluminaba la cara, les aportaba calor, les generaba salud, brillo, fuerzas, ánimo, … Por eso el color amarillo del sol fue el que utilizó para definir a esas personas que te ayudan y te apoyan, te empujan y te reconocen, te mueven, te hacen andar, caminar hacia adelante…
Un amarillo es esa persona que te encuentras un día sin buscarlo, y que entra en tu vida generando un cambio maravilloso; bien aportando visión, perspectivas, ó nuevas sensaciones, ….pero, que desde luego, en algo modifica lo que eras antes de encontrarla. Provoca movimiento en ti; no te deja indiferente, sino que marca una diferencia…
El autor define a los amarillos como “las personas que están entre los amigos y el amor”. Y cree que “se trata de gente que te marca, que te encuentras en cualquier sitio de repente, ó conocidos con los que resulta que conectas de una forma especial”.
Para él hay una serie de cuestiones que ha de cumplir una persona para convertirse en amarillo, aunque deja a criterio del lector la posibilidad de establecer puntos diferentes a los suyos a la hora de “determinar” quien es un amarillo. También establece en 23 el número de amarillos que podemos llegar a tener a lo largo de la vida, aunque yo creo que descubrir y establecer una relación con un único amarillo ya es tan valioso y determinante que no importa la cantidad, sino la calidad de las relaciones amarillas que descubras a lo largo del camino.
Después de leer este libro he descubierto lo afortunada que soy por haber encontrado y discernido a amarillos en mi vida.
Hoy sé que hay amarillos que, como dice el autor, son de una duración determinada, de un tiempo preciso; llegan en un momento concreto y no los vuelves a ver en la vida… Los hay que son personas que ya conocía; que estaban antes en mi vida, pero que de repente comienzan a aportar diferencias en mis percepciones, en mi sentir…, y se convierten en amarillos valiosísimos. Y también los hay para toda la vida, que te acompañan en el acontecer de los momentos más importantes de la existencia y por mucho tiempo que pases sin verlos al reaparecer es como si el tiempo se hubiese detenido en su espera.
Ese amarillo, (alma gemela, herman@ del alma) que te refleja la vida en su ser, que te hace ser auténtico, mostrarte ante la vida tal cual eres con defectos y virtudes, que te empuja hacia la libertad, hacia la búsqueda de lo mejor de cada uno.
Leer este libro, ha supuesto poder dar nombre y definir a estas personas que marcan nuestra vida de esta forma tan profunda, y saber que son otro “escalafón” en las relaciones que tenía aprendidas entre el amor y la amistad. Entenderlo me ha generado una paz inmensa que me hace disfrutar sin límites de todos los amarillos que aparecen y desaparecen en mi caminar. Pero sobre todo, a valorar y seguir nutriendo a aquellos que permanecen dando luz, brillo y calor a mi vida amarilla.
Gracias a mi primer amarillo por haberme ayudado a entender en primera persona lo que Albert Espinosa nos explica en éstas páginas. Soy afortunada de poder disfrutar de estos “pases al sol” con un amarillo para siempre.
miércoles, 22 de diciembre de 2010
¿Eres amarillo?
Con este artículo que reflexiona sobre el libro "El Mundo Amarillo" de Albert Espinosa que acabo de leer en el blogg www.mentesolidaria.org quiero reconocer a todas las personas amarillas de mi vida.
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